martes, mayo 17, 2011

Nínive


Fuimos advertidos.
XXXSe nos dijo: "Huyan de esto: del fuego vengador, del diluvio atroz, de la tierra tremolante que los sepultará bajo la losa de Su ira."
XXXVino aquel profeta a decirnos eso, pero nadie atendió su aviso, entregados como estábamos al solaz de nuestros deseos, a la satisfacción de nuestros apremiantes apetitos. Como quien dice, lo tiramos a loco. De todos modos, ¿qué habríamos hecho? ¿A dónde habríamos escapado los tantos que somos? ¿A erigir desde sus fundamentos otra urbe ampulosa igual a ésta? ¿Y en dónde y para qué?
XXXAsí que nos quedamos, absortos en nuestros vicios y nuestros oficios. Llegada la hora -así lo hemos decidido en asamblea, por mayoría relativa-, tapiaremos nuestros oídos como Ulises y como Edipo vaciaremos nuestras cuencas, por no ver ni oír nuestra debacle. Eso haremos.
XXXY que sea lo que Dios quiera.