lunes, diciembre 15, 2014

Un sueño de Walter Benjamin

[...] yo me encontraba subyugado, pues me subyugaba la nostalgia. [...] ¿a qué se podía deber esa nostalgia? ¿De dónde procedía, pues, su objeto desfigurado e irreconocible? Lo que pasaba era que en el sueño me había acercado demasiado al objeto. La singular nostalgia que aquí me asaltó, en el corazón de aquel objeto que provocaba mi nostalgia, no era la que entra desde lejos a través de la imagen. Era sin duda la feliz nostalgia que ya ha atravesado por entero el umbral de la imagen y de la posesión, y ya sólo conoce la fuerza del nombre a partir de la cual vive lo amado, y cambia y rejuvenece y envejece, y, carente de imagen por completo, es refugio de todas las imágenes.
[OC IV/ 1,370; Sombras breves, 1929. 
En: Walter Benjamin, Sueños, Abada Editores, Madrid, 2011.]

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A partir de ahora, Asuntos domésticos interrumpe definitivamente sus transmisiones.
Gracias a todas las personas que durante casi nueve años se asomaron a leer entre tantas líneas. Espero que alguien haya encontrado aquí lo que buscaba. vc

miércoles, diciembre 10, 2014

Toma alterna


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En: Víctor Cabrera y Alejandro Benassini, Un jardín arrasado de cenizas, Bonobos Editores-Conaculta/DGP, Toluca, 2014.

miércoles, diciembre 03, 2014

Esta noche en la Portales


Mr. Cydenborg y el Sr. Cabracho vamos a presentar la selección de poetas argentinos nacidos entre 1965 y 1985 realizada para la Dirección de Literatura de la UNAM por el porteño de las camisas más floreadas de Brooklyn. Para ver si se les antoja caer por allá, aquí van un par de poemas que engalanan el volumen.

HACE ALGÚN TIEMPO

Hace algún tiempo
fuimos todas las películas de amor mundiales
todos los árboles del infierno.
Viajábamos en trenes que unían nuestros cuerpos
a la velocidad del deseo.
Como siempre, la lluvia caía en todas partes.

Hoy nos encontramos en la calle.
Ella estaba con su marido y su hijo;
éramos el gran anacronismo del amor,
la parte pendiente de un montaje absurdo.
Parece una ley: todo lo que se pudre forma una familia.

Fabián Casas



LA CAÍDA

Si te dicen que caí
es que caí.
Verticalmente y con horizontales resultados.
Soy, del ángulo recto
solamente los lados.
Ignoro el arte monumental del sesgo,
esa torsión ornamental del héroe
que hace que su caer se luzca como un salto.
Ese rizo del mártir que, ascendiendo
se sale de la víctima
y su propio tormento sobrevuela
no es mi especialidad. Yo, cuando caigo,
caigo.
No hay parábola
ni aire, ni fuerza de sustentación.
Un resbalón: espero. Al suelo llego
por la ruta más breve.
Un alud, una piedra,
una viga a la que han dinamitado.
No hay astucias del cuerpo en mi descenso.
Se sobrevive: el fondo
del abismo es más blando
para quien no vuela, sólo cae.
Si te dicen que caí,
no vengas
a enseñarme aerodinámica revisionista.
No me cuentes de los que cayeron venciendo.
No vengas a decirme
que no crees que haya sido un accidente.
En lo único que creo es en el accidente.
Lo único que sabe hacer el universo
es derrumbarse sin ningún motivo,
es desmoronarse porque sí.

Beatriz Vignoli

miércoles, noviembre 26, 2014

El domingo en la FIL de Guadalajara

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compilador y editor presentamos Penúltimos. 33 poetas de Argentina, (1965-1985), el proyecto en el que tanto trabajamos los últimos nueve meses y que, no tengo duda, constituye desde ya una vindicación inteligente y puntual de la poesía argentina reciente. Como botón de muestra y para dejar abierta la invitación a las maravillas que podrán encontrarse dentro de este volumen, cuelgo aquí abajo el enorme poema de Valeria Meiller que cierra la selección. Si andan por Guanatos, no dejen de caerle.

DE UNA EVOLUCIÓN
Yo te amé desde antes, ahora existe el rayo,
tijera de luz cortando el aire de la noche.
Los grillos se quedaron sordos y se frotan
las patas con arritmia,
una canción disonante, interpretada por tres cuerdas.
Las ranas croan porque temen al agua y las asusta,
nadie lo entiende, la tormenta.
Yo te amé desde antes:
desde el filo almidonado, en las enaguas,
cuando las horas eran blancas porque eran puras y no
porque eran, nada más, blancas. Te amé
cuando el gallo supo la hora exacta, mientras el día
se dividía del tiempo. En esa división, te amé sin saber.
En el norte riguroso de las cosas, en los naturales
regresos de los ciclos y sus correspondencias,
te amé, con y sin sosiego, en el ojo
burgués de la tormenta, con el parte doméstico
del aburrimiento de los otros.
Te amé con la certeza
de que al año siguiente, no importaban
los muertos, volverían
a caer las nueces de sus cáscaras y los hombres
arrastrarían el hierro
de los días para mantener el temple del fuego.
Te amé con la certeza en abril de la leña,
en verano de los leñadores y en invierno
de las tormentas que habían derribado los árboles.
Y ahora que no te amo, en mi universo
sólo existe, boreal,
la forma endeble de la nieve.
Los fantasmas regresan,
noche tras noche, sin lámpara que los espante.
Ahora que no te amo, en los pliegues planchados
son siempre cómicas las mangas de camisa.
Ahora que todo es
irreal, anónimo, fortuito: las vacas suben como cantidades allá,
en la cuesta,
enfiladas a la par prudente de los álamos como puntadas de hilo
que atraviesan el nácar sin brillo de un botón.

Valeria Meiller

domingo, noviembre 23, 2014

Estela de Ayotzinapa

Imagen: Luis Vicente de Aguinaga

I. El baile

Vivos se los llevaron
en medio de la noche
a mitad de la nada

como se llevan cosas

de un lugar a otro
igual que se transportan mercancías
mercaderías
productos    drogas
cabezas
xxxxxxx de ganado

hijos de quiénes

bastardos de qué sombras
se los llevaron
xxxxxxxxxxxxxxxvivos
heridos o golpeados
pero sujetos aún
xxxxxxxxxxxxx a su resuello
agarrados con las yemas de los dedos
al filo de su última esperanza

se los llevaron

xxxxxxxxxxxx    al baile
de los cuerpos
xxxxxxxxxxxxx  rotos
a un paraje del cerro
a la cañada
de en medio de la noche
a las primeras planas

vivos se los llevaron

a un súbito suburbio de lo oscuro
cuyo nombre se escribe
con una cruz enorme. 

lunes, noviembre 03, 2014

Próximamente


Un jardín, éste. Otro. Supuestamente arrasado, es decir, destruido, en ruinas. O, visto desde su re/verso, lleno al ras de las cenizas de un mundo de apariencias consumidas por el fuego, reducido al polvo que lo hará renacer. Un lugar donde se ha intentado someter a la naturaleza, la palabra en la espesura, para darle un orden específico. Un hortus conclusus en todos los sentidos, cerrado, con sus propios símbolos y enigmas. Su propio secreto. 

Pura López Colomé
 
Imaginemos que podemos escuchar las cenizas. Hablarán de adherencias, no de pulimentos, de filos lacerantes, no de limaduras, de corrupciones y no de purificación. En ese jardín arrasado Víctor Cabrera y Alejandro Benassini nos invitan a escuchar algo que quiere ser visto: la noche primitiva y delicada del monje Thelonious, una canción que evoca la luna sobre un castillo desolado. 

Eduardo Chirinos

jueves, octubre 23, 2014

Estela de Ayotzinapa

Imagen: Helguera
IV. (Inserción encontrada en un XXXXXperiódico local)



no es difícil fabricar muertos:

son una mezcla de efectos especiales

y superstición

Santiago Venturini

Las Fuerzas Vivas del Partido

y los muertos del Estado
agradecemos al Sr. Gobernador
el Compromiso y la Celeridad
con que Su Administración
ha tomado cartas en este asunto.

Su Dicha, Sr. Gobernador,

es nuestra dicha
y Su Esfuerzo será también
el esfuerzo de cada Ciudadano.
Pero si vamos a hablar de Sacrificios,
faltaba más!-
A nosotros, Su Pueblo Fervoroso,
nos sobra Voluntad.

Y asÍ Mismo (Sic)

nos congratula y nos honra,
como a Ud.,
Que esOs Cuerpos haLLados eN las FosAs
NO Sean eN RealIdad
de nUESTROS eSTUDIANTES.