Un poema en Metrópolis
El número 1 (que en realidad es el segundo, después del inaugural Cero) de la revista Metrópolis, editada en Guadalajara por el poeta y gran amigo Carlos Vicente Castro, incluye este poema de su servilleta. Aunque, por una de esas travesuras de los duendes tipográficos, en la publicación aparece sin título, aprovecho este espacio para añadírselo y corregir así la errata. Vayan y conozcan la versión digital en: http://www.revista-metropolis.com ¡Está padre!
Niño Perdido
(Avenida)
Extensa llanura
donde jamás pastaron
bisonte o caribú ninguno
no era la planicie
sino una extensión de la sospecha:
¿Qué temores poblaban desde ahí
la calcinada pradera de la infancia?
¿Qué hordas más allá
de la cebra anodina del crucero?
Tribus del miedo
las flechas del espanto
laceraban mi carne
desde landas enemigas:
Los pobres más pobres que nosotros,
el torvo tamarindo
--bocaza
todo fauces--,
el jijí sanguinolento de las hienas.
(… Otra cosa era el tigre,
sed de espanto)
Hubo un tiempo en que el mundo
terminaba en la avenida.
Ahora la tierra se ha ensanchado,
pero el miedo aún comienza en esa esquina.
donde jamás pastaron
bisonte o caribú ninguno
no era la planicie
sino una extensión de la sospecha:
¿Qué temores poblaban desde ahí
la calcinada pradera de la infancia?
¿Qué hordas más allá
de la cebra anodina del crucero?
Tribus del miedo
las flechas del espanto
laceraban mi carne
desde landas enemigas:
Los pobres más pobres que nosotros,
el torvo tamarindo
--bocaza
todo fauces--,
el jijí sanguinolento de las hienas.
(… Otra cosa era el tigre,
sed de espanto)
Hubo un tiempo en que el mundo
terminaba en la avenida.
Ahora la tierra se ha ensanchado,
pero el miedo aún comienza en esa esquina.
4 Comments:
Como siempre, certerísimo. Nunca había tenido tanto sentido aquella frase malgastada y de la "selva urbana".
Un abrazo
El P.N.
Paso navegando y encuentro tu blog, belo poema y lindo tu blog. Saludos.
Ese Virrey de la Pulcata:
Gracias por su comentario y por darse sus vueltas por esta su casa. En efecto, como aquella vieja canción de Botellita de Jerez, este poema también surgió "de las entrañas mismas de la selva de concreto". Y oiga, me enteré por las lenguas viperinas, que nunca sobran, que ha puesto a circular unos versos infamantes sobre mi finíshima persona. A ver si los rola para ejercer mi derecho de réplica y escribirle unos todavía más ojeises.
Poetisa (pero con Z):
Mucho gusto. Gracias por las porras y los cebollazos a esta tu humilde cibercasa. Salud... os.
Saludos Víctor. Me dio gusto dar con tu blog.
Un abrazo desde las bahías del sur.
Tu amigo José Landa.
joselanda.blogspot.com
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