lunes, febrero 04, 2008

Febrero loco

¡¡¡¡¡Cieeeerreeeen las puertasn!!!!!


Desde hace cuarenta años, cuando se instituyó oficialmente el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, un poeta mexicano es galardonado en el mes de febrero, y la reacción que tal galardón provoca no se hace esperar: aquí y allá se levantan cejas al tiempo que se alzan algunas voces que sospechan o abiertamente denuncian fraude, compadrazgos, arreglos por debajo del agua. Otros, amigos, parientes o allegados del ganador, saltan en defensa de su amistad y alegan envidia y mala leche de parte de los quejosos. Pocas y raras son las ocasiones (los años) en que la comunidad literaria levanta su coro unánimemente para decir “sí, de acuerdo, fulano(a) lo merece”.

Pero este es ya desde el principio un febrero atípico. No hay, en rigor, un autor premiado por un libro inédito que, a juicio del H. Jurado, contenga en sus versos la quintaesencia de la poesía mexicana actual. Hay, en cambio, el reconocimiento a una trayectoria y a un poeta cada vez más admirado-citado-imitado por las más recientes generaciones de poetas nacionales y al que, sin embargo, se le ha escamoteado el reconocimiento oficial. Hay, para cuestiones administrativas y estadísticas, un concurso cuyo premio único se declaró, tal y como lo prevé (aunque no lo desee) su convocatoria, desierto. Lo que hay, también, es no una República sino una aldea de las letras (de 207 habitantes, más los que no participamos en la justa, pero que también opinamos) manifestándose a favor o en contra (ya sea discretamente, en nuestro círculo íntimo, o de plano abiertamente, con el derecho que nos asiste a todos a disentir o aprobar) de que tres señores, todos poetas notables y, hasta donde sé, personas respetables y que en últimas fueron contratados para juzgar un X número de obras según sus criterios y gustos poéticos, no hallaran entre los 207 originales engargolados la obra inteligente y/o conmovedora digna de merecer el premio poético más prestigioso del país.

Puedo creer que, de ese número de poemarios recibidos, habrá algunos rescatables, incluso buenos. Puedo pensar que otros contendrán poemas o versos memorables que, sin embargo, desmerezcan frente al resto de la obra. En ese sentido, creo también que quizá ninguno de esos libros haya logrado sostener su calidad poética de principio a fin. Si así fue, considero que la decisión de estos tres poetas habrá sido la más afortunada. Yo al menos quiero concederles el beneficio de la duda.




En todo caso, en la Feria de san Marcos, como dijo ese prócer del sindicalismo mexicano que fue D. Fidel Velázquez, "el gallo cantó quedito".

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

A mí me parece muy bien que el premio se haya declarado desierto... Hacía tiempo que provocaba mucho ruido y asomaba pocas nueces en la mano.

2:28 p.m.  
Blogger Víctor Cabrera said...

Pues espero que se entienda que a mí también.

VC

7:41 p.m.  

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