sábado, mayo 10, 2008

Día de las Madres

Monólogo de Yocasta*


... y tuvo que sacarse los ojos el muy hijo de puta, pero eso sí nunca pensó en mí ni que tendría que ganarme la vida de algún modo y sostenerlo al imbécil, ya suficiente fue haber perdido a Layo (¡ay, Layo, en mala hora te fuiste!), y ahora esto, mucho sacrificio y mucha catargnórisis, como dicen los sabihondos que andan por allí, y todo para qué, para nada, y ahora andar en boca de todos, la comidilla de Tebas entera, ¡ay!, si por lo menos supiera hacer algo el pobre, tocar la guitarra o de perdida el armonio, cuántos hay que ciegos y todo saben hacer tantas cosas, pero éste nació para gobernar el infeliz, y mira que ni siquiera eso pudo, porque apenas lo invistieron y la calamidad ya nos había caído encima como lluvia de bacín, si bien lo dijo el Oráculo: la ciudad llorará lágrimas de sangre, de haberlo sabido lo hubiera mandado colgar del roble más fuerte y yo misma me hubiese cerciorado de que estaba muerto (cómo no lo pensó alguien cuando todavía era tiempo), y ahora esto, sacarse los ojos el muy bastardo, más le valdría haber disimulado, total qué, ¿quién se hubiera enterado?, todos felices, yo con marido y él con mujer, ¡y qué mujer!, cómo me lo advirtió el oráculo, Yocasta, no te cases con ese que sólo te va a dar problemas, pero una es necia y ahí lo tienes, la desgracia, la afrenta, “la que con niños se acuesta...”, y esa esfinge que no pudo preguntarle algo más difícil para evitar tanta calamidad, ¡por favor!, eso del animal que en la mañana camina en cuatro patas lo sabe hasta un bebé, idiota hijo mío, nada le costaba desentenderse y seguir de mi marido, tan bueno que era haciendo lo suyo, eso ni quien lo niegue, mujeres habrá por ahí que aún lo recuerden con aprecio, ¡ah, pero seguro ninguna que lo ame como yo!, por Zeús, si por algo soy su madre, hacer como si nada, esa era su obligación, claro que él es como su padre (¡en mala hora lo fuiste a matar, Edipo mío!), más bien tirados al drama, mira que sacarse los ojos el muy huérfano, pudo habérmelo comentado primero y ya veríamos cómo nos librábamos del escándalo, irnos a cualquier otra parte donde no fuéramos muy conocidos, Mileto o Creta, Sodoma, cualquier sitio donde pudimos haber vivido tan tranquilos, llenos de hijos y nietos, pero no, tuvo que ir al ágora a gritar su desventura, ciego ya el muy invidente, y de paso embarrarme a mí que soy su madre, sin pensar siquiera en mi desgracia, y luego tener que mantenerlo, más caro me sale que tener un hijo idiota, aunque el pobrecito es un poco tarugo, mira que ir a decirle a todos que su esposa era su mamá, ¿qué necesidad?, la ignominia, ¿qué van a decir las de Eurípides?, ¿Antígona, Medea, qué van a pensar?, ay, Yocasta, no habrá ya ojos de hombre que se detengan en ti, no tienes ya más hijos que te contemplen siempre bella, ninguno se fijará en esta pobre madre acongojada que sufre por su Edipo, ciego el muy hijo de puta...

_________________________
*Quise conmemorar esta fecha tan entrañable con este emotivo monólogo de amor materno contenido en mis Episodios célebres, de los que ya en otras ocasiones he expuesto aquí algunas muestras.